Martes.

Es increíble como mi imaginación vuela constantemente, mi cabeza se maquina, no puedo parar. Es un vicio, un escape, que a fin de cuentas no me hace bien. Tengo que obligarme a parar, últimamente lo intento con todas mis fuerzas, y lo consigo. Parar antes de que vaya demasiado lejos, antes de que la imagen se vuelva tan perfecta que duela volver a la realidad. Bajar un cambio. Yo puedo, pero me cansa un poco. Es lo único que amenaza contra mi actualmente, porque después de mucho tiempo, hoy puedo afirmar que estoy bien. Estoy bien en serio, no por un día o dos. Es no significa que no tenga problemas, que no me aflija de vez en cuando o me frustre, pero todo dentro de la normalidad de una existencia tranquila. Me constó, pero lo conseguí. Un equilibrio, una estabilidad básica. Antes no concebía que podía estar mejor, que lo podía superar, estaba demasiado en mi mierda, demasiado negada, no estaba convencida de querer salir tampoco, porque tenía miedo, y a la vez, me desesperaba por parar. No se exactamente cómo, pero pude. Hoy puedo ser víctima de alguna que otra recaída, pero nada más. Por eso me asusta un poco esto de tener que reprimir mi imaginación. Tengo miedo de que salga por otro lado. Que me enferme. La ventaja es que estoy más alerta. Estoy tranquila. Lo único que se agita,es mi imaginación.