jueves, 22 de marzo de 2012

La Sal.

Ojalá todo fuera tan fácil como una ecuación química donde todo encaja. Para darte cuenta si está mal, no hay más que fijarse si el resultado está equilibrado, con eso no hay vuelta. Si te sobra un Hidrógeno o un Oxidrilo, balanceas la cantidad de moles hasta que quede bien, y voalá, tenés la sal neutra. Si querés que sea básica o ácida, cambias el numerito de vuelta para que te sobre uno u otro, y nuevamente, la sal queda lista como por arte de magia. Si la ecuación salió bien, al hacer la fórmula desarrollada notarás que todos los electrones tienen su enlace correspondiente. Quizás el dibujo quede un poco enquilombado, dependiendo mayormente en la cantidad de moles, pero cierra perfecto. Con un poco de práctica, este procedimiento se hace en pocos minutos, y la satisfacción de que te salga redondo, hace que valga la pena.
Pero no, la vida no es así de simple. No hay tabla que te guíe, ni esquema que te advierta si vas en la dirección correcta o no. No hay goma que borre los errores, no hay nomenclatura que te indique de qué se trata. Todo es misterioso, cambiante y decisivo. Todo es subjetivo. Enroscado, indescifrable. Puede que pases mucho tiempo analizando un tema y nunca llegués a entenderlo, porque no hay soluciones absolutas. Sin embargo, pasamos nuestras vidas buscando respuestas, buscando que hay más allá, indagando. No nos conformamos, queremos más. Porque al no haber nada seguro, todo es posible. Nos permite soñar, soñar y desear. Y es ese deseo de encontrar la sal de la vida, el que nos impulsa a vivir intensamente.

2 comentarios:

  1. qué genial, concuerdo muchísimo. estamos perdidos buscando respuestas y me encantaría entender algo de química, pero en mi cabeza es casi tan abstracto como la vida! jaja, qué desastre, bueno nada, te amo mar, acabo de ver la entrada anterior y me puse contenta:)

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  2. Jajajaja debo admitir me gustó la filosofía...!!

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